El síndrome de Asperger, un trastorno desconocido

El Síndrome de Asperger (SA) es un trastorno grave del desarrollo, considerado como un trastorno neurobiológico caracterizado por desviaciones o anomalías importantes en las áreas cognitiva-conductual, social y comunicacional.

Los aspectos más característicos son unas habilidades sociales deficitarias con muchas dificultades para las relaciones sociales, limitaciones en el uso del lenguaje con finalidades comunicativas, rigidez en la estructura del pensamiento y comportamiento repetitivo o persistente e intereses muy restringidos.

Cute 6 years old boy looking through the windowEl síndrome se engloba en los trastornos del Espectro Autista de Alto funcionamiento ya que los afectados suelen tener un nivel intelectual normal-alto. Según la Asociación Síndrome de Asperger de Cataluña, los estudios sitúan la incidencia de este síndrome en unos 3-5 por 1000 y la proporción descrita de hombres-mujeres es de 4-1, afectando en mayor proporción a los hombres.

El trastorno es común pero bastante desconocido y aunque existen algunas características globales, cada niño es diferente y con peculiaridades propias. De esta manera, cuando se habla del niño, desde la escuela o la familia, se le describe siguiendo algunas o muchas de estas características:

– Le cuesta relacionarse con otros niños y con los adultos por falta de habilidades y no entender las reglas sociales.
– Tiene deseos de tener amigos pero se siente frustrado por sus dificultades a nivel social.
– No puede mantener una conversación recíproca y no muestra interés por la realidad del otro.
– Muy literal en el lenguaje y con dificultades para la comprensión más simbólica.
– Habla de una manera extraña, con voz alta, entonación monótona y peculiar.
– No entiende los chistes, los dobles sentidos o se ríe de manera inapropiada.
– Utiliza patrones de lenguaje poco usuales y muy intelectualizados.
– No empatiza con los sentimientos y emociones de los otros.
– Los compañeros lo consideran como extraño, excéntrico y de difícil trato.
– Le cuesta integrarse en los juegos interactivos y de grupo.
– No tiene habilidades motrices ni en los deportes.
– Presenta un comportamiento repetitivo y se altera por el cambio en las rutinas.
– Es muy sensible a los sonidos fuertes, luces, olores o alimentación.
– Cuando está nervioso puede manifestar descontrol, balanceo, tics o estereotipias.
– Le cuesta aceptar los fracasos y tiene baja tolerancia a la frustración.
– Presenta fijación por temas u objetos muy concretos, a menudo sobre áreas intelectuales, y tiene poca motivación por temas de interés más general.
– Suele tener una gran memoria para los detalles y datos de su interés.

Dificultad para relacionarse

Lo más importante es detectar y hacer un buen diagnóstico, aunque no siempre será posible antes de los 4 o 5 años, para ponerse en contacto con un profesional especializado o con las asociaciones existentes para recibir un buen asesoramiento. Los niños afectados de síndrome de Asperger viven con mucha frustración, vulnerabilidad emocional, aislamiento y estrés, así como ven muy afectada su autonomía a nivel de relaciones. El objetivo principal es mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Las personas que reciben un buen tratamiento pueden llegar a tener una vida personal y profesional autónomas, aunque a nivel social persistan algunas características singulares.

Es importante que exista una buena coordinación entre la familia, la escuela y los profesionales especializados para aunar los esfuerzos. Partiendo de un trato respetuoso y afectuoso, no carente de firmeza, hacia el niño, aportaremos algunas sugerencias y estrategias que ayuden a acompañarlo en su día a día:

– Seguir una rutina diaria, constante y planificada, en un ambiente predecible y seguro y anticipar los cambios de ritmo y las situaciones diferentes.
– Integrarlo en la dinámica de grupo y ofrecerle un seguimiento individualizado.
– Proteger al niño de burlas e intimidaciones y educar a los compañeros en la tolerancia y el respeto.
– Reforzar las habilidades especiales del niño e introducir progresivamente nuevas temáticas para ampliar sus intereses.
– Enseñarle las reglas de la relación social y practicar las respuestas más adecuadas en cada contexto.
– Apartarlo de programas deportivos competitivos.
– Educarlo en la gestión de las emociones.
– Reforzar y valorar el cumplimiento de las reglas.

Nico Calvo
Pedagoga col. 01116

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