Problemas con la lectura: Ayúdales mediante el juego

Es bien sabido que los problemas con la lectura y la escritura son una de las principales preocupaciones de la comunidad educativa: Maestros, profesores, especialistas del campo educativo, padres y finalmente, los mismos adolescentes, niños y niñas.

Stock PhotoLas dificultades en el aprendizaje en niños en edad escolar tienen una prevalencia de entre un 5% y un 15%, así entonces, no es nada extraño que un 35% de los niños de cuarto de primaria lean por debajo del nivel que se espera para esa edad (National Center for Educational Statistics, 2003).

Pero vayamos al quid de la cuestión: ¿Qué pasa cuando en un niño se dan estas dificultades? El hecho de que a un niño le cueste leer con rapidez y precisión o que no sea capaz de escribir una palabra correctamente, aun habiéndola visto escrita mil veces, es motivo suficiente como para generar en ese niño un cierto malestar. Si además, estas dificultades se repiten en cada tarea que se le encarga, el malestar crece y pasa a convertirse en un sentimiento, a menudo inconsciente pero muy arraigado: No soy capaz, yo esto no lo sé hacer, soy tonto o soy distinto a los otros niños. No es en vano entonces, que cuando hablamos de cognición (manera como aprende el cerebro), irremediablemente hablamos de emoción (cómo se siente ése cerebro).

Llegados a este punto, nos planteamos la necesidad de ofrecer una ayuda a nuestro hijo o alumno y es aquí, donde padres, maestros y profesionales del ámbito educativo nos tenemos que mojar y conseguir reconvertir este sentimiento y positivarlo. La pregunta es ¿Cómo? Una de las mejores herramientas que tenemos a mano, o como poco, la más divertida es el juego.

Forma palabrasY es que hay un amplio repertorio de juegos que podemos usar: desde el tradicional Memory, que nos ayudará a estimular la memoria visual, hasta un Scrabble, que a parte de incidir en el proceso fonológico de la lectura (deletrear) , nos permitirá focalizar la atención y tomar conciencia de la forma de las palabras (ortografía).

A partir del último curso de Educación infantil (5-6 años), cualquier tipo de juego que nos permita relacionar un sonido con una imagen, como los puzles de abecedario, nos servirá como base para comenzar a automatizar el proceso lecto-escritor. Los juegos de rimas, útiles para la práctica en cualquier momento y lugar, fomentando la motivación del niño: ¿Cuántas palabras sabemos que empiecen por la letra….? O ¡A ver quién aguanta más! Buscamos palabras que rimen con…. O la infalible técnica del deletreo incluso para adultos a quienes todavía se les resisten  las faltas de ortografía. Empezando por las más cortas (de 3 letras)  y habituarles para ir aumentando a medida que el niño/adolescente se siente seguro.

Ayudando a leerEn definitiva, los ingredientes de la receta para ayudar con los problemas con la lectura y la escritura son realmente pocos y están al alcance de todos: diez minutos diarios, predisposición, un poco de empatía y un mínimo de compromiso. Los resultados, en cambio, son muchos: en primer lugar, conseguimos ofrecer un tiempo de calidad a nuestro hijo o alumno además de aumentar la confianza entre los dos y fortalecer las relaciones familiares o interpersonales.

El acompañante en este proceso permitirá a aquel niño angustiado empezar a recordar palabras, cada vez con mayor rapidez, atreverse a escribirlas y leerlas con más seguridad.

Si conseguimos que empiece a dominarlas, en lugar de sentirse dominado, habremos conseguido nuestro objetivo.

[1]Datos extraídos de l’aprenentatge en la infància i l’adolescència: Claus per evitar el fracàs escolar. Quaderns Faros, observatori de salut de la infància i adolescència. Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona, 2010.

Marta Herranz Pujós
Psicopedagoga
Col. Núm. 00941

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