Este es el tema que trataremos en el taller temático para padres que realizaremos el próximo lunes 7 de febrero a las 13:00H. Será impartido por Elena Meca Luna, Psicóloga y Psicopedagoga especialista en Educación Infantil, Primaria y Secundaria, Orientadora Educativa del Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya. ¿Te gustaría participar? Apúntate aquí.
A todas las familias nos cuesta aceptar que nuestro hijo o hija tenga algún tipo de dificultad. Nos da miedo que se les etiquete y que no sean felices. No obstante, con el fin de que puedan desarrollar su máximo potencial es preciso que mostremos curiosidad por conocerles y, en el caso de detectar algún tipo de dificultad, pongamos medios para tratar de encontrar soluciones, sin perder nunca de vista sus capacidades y puntos fuertes. Todos y todas las tenemos.
Del mismo modo que acudimos al especialista para que valore la vista de nuestra hija que no ve bien y aceptamos sin resistencias la solución que nos plantea de que tenga que llevar gafas, es necesario que recurramos al/a la especialista para que valore las dificultades del aprendizaje o de la conducta que pueda tener. De este modo la preocupación podrá transformarse en ocupación.
En relación con el TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad), debemos saber que se trata de un trastorno neurobiológico que se caracteriza por un nivel de impulsividad, actividad y atención no adecuados a la edad de desarrollo. El grado y la duración de estas manifestaciones son las que condicionan que se considere, o no, que un niño o una niña presente TDAH.
A pesar de que actualmente el diagnóstico se realiza a partir de los 6 años (momento en el que aumenta el nivel de exigencia), antes de esta edad se pueden observar indicadores de riesgo. Tanto si finalmente desencadenan en TDAH como si no, debemos atender a estos indicadores para favorecer la autorregulación y la mejora de las relaciones.
Para dar respuesta a la pregunta de qué actividades y juegos ayudan a los niños y las niñas con TDAH, en primer lugar, debemos identificar cuáles son sus necesidades e intereses. A grandes rasgos, en los niños y niñas con TDAH, durante la etapa de educación infantil predomina la hiperactividad y la impulsividad (corren sin parar, tocan y juegan con los objetos, cambian de juego constantemente y parece que no sigan ningún orden) y durante la etapa de educación primaria, persisten las dificultades de obediencia, la impulsividad y la hiperactividad y el dejar las cosas a medias.
Así pues, atendiendo a la diversidad de características e intereses de cada niño/a, los juegos y actividades pueden ser muy variados. No obstante, los juegos que impliquen movimiento son una apuesta asegurada. Debemos procurar que los juegos sean rápidos, que las instrucciones sean claras y concisas y que se premie el progreso y no el resultado, para conseguir así aumentar su motivación. En este sentido, los juegos cooperativos son muy buena opción pues, además de ayudarles a entrenar el autocontrol, mejoran la socialización.
Por otro lado, toda muestra de interés por el arte y las actividades de construcción debe facilitarse, ya que favorecen la concentración, la creatividad y el manejo del autocontrol, además de otras muchas cualidades.
Finalmente, los cuentos y toda actividad que facilite la relajación y el trabajo emocional resulta muy positivo para su sano desarrollo, así como la planificación, las rutinas y el orden.
A modo de conclusión, todos los niños y niñas necesitan jugar, relacionarse con sus iguales y sentirse valorados y queridos, con sus potencialidades y dificultades. Para ayudarles a desarrollar sus capacidades debemos procurar que su entorno les ofrezca retos posibles en un marco de respeto, cooperación y convivencia.
Elena Meca Luna – Psicóloga y Psicopedagoga especialista en Educación Infantil, Primaria y Secundaria
