Hábitos y rutinas, educar beneficia a los niños

Educar a los niños es un trabajo en sí mismo. Saber cómo educar a un hijo, transmitirle valores, hábitos y rutinas como la higiene, la alimentación y el descanso, o hacerle entender que las normas y los límites están para respetarse, por su bien y por el de los demás, no es para nada una tarea fácil.

Además,  educar actualmente, representa un reto debido a las maratonianas jornadas de trabajo dentro y fuera de casa, lo cual, no nos ayuda a conseguir las metas que nos proponemos con respecto a nuestros hijos.

Y es que después de no haberles visto durante un montón de horas, tener que corregirles, estar encima para que terminen sus tareas, se cepillen los dientes, recojan o tener que insistir en que deben comer de todo, no es algo que nos apetezca demasiado.

Sin embargo, es estrictamente necesario hacerlo. No existe un momento adecuado, sino que todos los momentos que pasamos con ellos son adecuados. El tiempo pasa volando, y los primeros años son cruciales en su educación. Deben interiorizar unas costumbres, modos y maneras de forma que a partir de un cierto momento, ya sean ellos mismos quienes tomen la iniciativa.

Pero ¿qué significa exactamente educar? Para Víctor García Hoz, quien fue fundador y presidente de honor de la Sociedad Española de Pedagogía, la educación es el perfeccionamiento intencional de las potencias específicamente humanas.

Por este motivo, debemos exigir, con amor pero sin dilación, que hagan lo que a su edad se espera de ellos. Y no sólo eso, sino que además, nosotros deberemos ser exigentes también con nosotros mismos. ¿De qué sirve que les digamos que no deben decir palabrotas si nosotros las decimos constantemente? ¿O que les obliguemos a comer pescado si nosotros no lo probamos jamás? No se aprende sólo con la enseñanza, sino también con el ejemplo.

Pero  ¿y qué hacemos si detectamos conductas adquiridas erróneas?  En primer lugar, y siempre según la edad del pequeño, intentar explicarle con cariño que aunque entendemos sus motivos, debe cambiar de actitud y hacer lo que se les pide. A menudo, esos errores se producen porque el niño se ha saltado algunos límites (si los había) y se ha salido con la suya.  Sobretodo, al principio de corregirle, vamos a tener que cargarnos de paciencia, pero con constancia y quizás algunos trucos, seguro que lo conseguimos.

Educar con valoresHay quienes han aplicado el método de las tablas de recompensas donde los niños consiguen un punto por cada tarea o rutina terminada viendo así sus logros. Los premios pueden ser tan sencillos y a la vez placenteros como ir a pasear a un sitio que les guste o ir a un parque con unos amigos.

También nos será de gran ayuda jugar con ellos. Los vínculos afectivos que se establecen al prestarles nuestro tiempo y dedicación con alegría y motivación, influirán definitivamente en la aceptación de las normas por su parte. Los niños que están felices en compañía de sus padres, no desean hacer algo que les disguste y rompa la harmonía entre ellos.

También debemos acordarnos de valorar las cosas que hacen bien y no sólo de las que hacen mal. De este modo, instintivamente, sus esfuerzos se centrarán en conseguir una felicitación y poco a poco, cambiarán su actitud.

Para terminar, recordemos que los niños, niños son y que no podemos exigirles según qué cosas. No podemos decir que se está portando mal o que no se está quieto cuando lleva sentado demasiado tiempo en un restaurante, le hemos llevado a una reunión, a un concierto, etc.. Si no hay más remedio que ir con ellos y queremos ahorrarnos  algún que otro berrinche, lo mejor es planificar con tiempo y llevar juegos, lápices y blocs de dibujo, tablets infantiles, así como otros juguetes que le gusten e írselos cambiando a medida que se vaya cansando.

Categorías relacionadas:

Compartir en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *