El control de esfínteres merece un capítulo especial dentro de la adquisición de los hábitos infantiles. Es una cuestión que ocupa y preocupa especialmente a los padres, quienes, buscando información sobre cuando es el mejor momento para quitar el pañal a sus pequeños, no siempre cuentan con un criterio común sobre el tema.
El pediatra será sin duda quién nos proporcionará la mejor y más confiable información al respecto, pero de todos modos, vamos a escuchar y a leer todo tipo de métodos, experiencias y trucos para dejar los pañales que les ha funcionado a otros papás. Después de todo el baño de información, al final, hay un punto que debe prevalecer por encima de todo: ¿Está el niño preparado para el cambio?
Debemos ser conscientes de que será inútil, incluso imprudente, intentar que el pequeño vaya al baño si evolutivamente no está preparado para ello. Hay niños que empiezan a caminar con 11 meses mientras que otros lo hacen a los 15, cada uno a su ritmo, y con la cuestión de aprender a ir al baño sucede exactamente lo mismo.
Existen circunstancias distintas para cada niño. Es probable que los pequeños que van al jardín de infancia o guardería sientan una motivación especial en aprender a ir al baño por el mero hecho de ver los logros de sus compañeros en este sentido, o quizás tenga hermanos mayores que sirvan de modelo. Lo mejor es preguntar, sin presionar, si les parece bien empezar a prescindir del pañal.
De todos modos, cuando hagamos la propuesta, deberemos haber planeado qué método usaremos a partir de ese momento.
Es bastante común entre los niños el tener miedo a.. ¡caerse dentro del wáter de los mayores!. Por eso existen infinidad de alternativas para dar el salto, desde orinales infantiles de todo tipo, alturas, colores, tamaños, con funciones, sin ellas.., hasta el clásico reductor de baño, o sencillamente, taburetes para llegar al wáter de casa.
La opción del orinal infantil es quizás la más extendida y adecuada en un primer momento, ya que el niño lo puede tener siempre a mano, cerca de donde juega y además, está siempre a la altura ideal. Incorporar un elemento nuevo en la rutina diaria, puede servirles de estímulo para que se vayan acostumbrando a su uso. Pensando en esto, muchos fabricantes apuestan por incorporar elementos vistosos como caras sonrientes, wáteres en miniatura, orinales con forma de sillita de rey o reina, o que emiten un sonido cuando “tiran de la cadena”. Con la ilusión de cada nuevo uso, especialmente en los inicios del proceso, se va afianzando la adquisición de este hábito y podremos empezar a retirar los pañales, por los menos, durante el día.
Es aconsejable no retirar el pañal de la noche hasta que comprobemos durante varios días consecutivos, que el pañal amanece seco. Aprender a controlar el pipí es un proceso, debemos ser pacientes y esperar un poco si hace falta para que los cambios sean graduales y que no suponga para ellos un cambio demasiado drástico.
Las prisas por retirarles el pañal pueden ocasionar problemas como inseguridad o irritabilidad, llegando incluso a provocar retrasos en el proceso iniciado.
Y si hablamos de cual es la mejor época del año para que aprendan a ir al baño, pues nuevamente debe prevalecer el criterio de si están preparados o no para ello. Evidentemente, si el momento coincide con el verano, pues mucho mejor, aunque sólo es por una cuestión de comodidad porque en verano, los niños llevan menos ropa y más fina, y si se producen escapes, pues se soluciona mucho más rápido.
En este sentido, lo más conveniente durante esta fase, será vestirles con ropa muy cómoda, fácil de subir y bajar que les ayude a no entretenerse demasiado una vez detectan que tienen que ir al baño.
En definitiva, para deshacerse de los pañales, el niño debe estar preparado madurativamente, y una vez llegado el momento, deberá acompañarse de una buena planificación por parte de los padres o cuidadores para que sea un éxito.
