Hay emociones que son fáciles de identificar como la alegría, la euforia, la tristeza o el enfado, pero no siempre se manifiestan tan abiertamente. Aprender a detectar esa sensación de incomodidad que a veces nos invade y saber ponerle nombre, suele requerir un gran trabajo de introspección y de sinceridad con uno mismo.
Howard Gardner en su teoría de las Inteligencias Múltiples la llama Inteligencia INTRApersonal y la describe como la habilidad de conocerse a uno mismo, identificando los propios sentimientos o pensamientos para conquistar el dominio sobre uno mismo, la disciplina y la madurez.
Este ejercicio de introspección precisa de unos canales de expresión como el lenguaje, la música, la danza…. para poder exteriorizarse y poder ser trabajados. Y, cuando sabemos lo que nos motiva, lo que nos altera, cuáles son nuestras fortalezas y donde están nuestros límites, nos comprendemos mejor. Entonces es cuando tenemos la oportunidad de crear estrategias que nos ayuden a reaccionar adecuadamente ante las diferentes situaciones que la vida nos plantea ganando en autoconfianza.
Conscientes de esto, muchos educadores trabajan activamente las emociones con los niños mediante talleres, juegos y libros. El objetivo es animarles a identificar y exteriorizar sus sentimientos así como ayudarles a encontrar recursos para lograr controlar comportamientos negativos como la agresividad o la impulsividad.
Ejemplos de actividades que se pueden hacer:
-Fichas para ampliar vocabulario: No podremos expresar cómo nos sentimos si no conocemos las palabras adecuadas.
-Escribir un diario: Escribir es muy recomendable tanto como terapia como para tomar consciencia de nuestros sentimientos.
-Identificar las emociones: Relacionar expresiones faciales con las emociones correspondientes.
-Teatro y marionetas: Plantear conflictos y modos de resolverlos mediante las marionetas aporta pautas de comportamiento a imitar.
Cuando has logrado comprenderte a ti mismo, es más fácil comprender a los demás. Por eso, esta inteligencia está estrechamente ligada a la Inteligencia INTERpersonal, también conocida como I. Social o emocional y que se define como la capacidad de relacionarnos con los demás, de saber conectar con sus emociones interpretando sus necesidades, empatizando.
Psicólogos, terapeutas, políticos, empresarios, abogados, vendedores, comunicadores, policías…son ejemplos de profesiones en las que destaca esta capacidad.
Son personas que dominan las relaciones sociales, que están abiertos a escuchar opiniones diferentes a las suyas y a ver las cosas desde diferentes puntos de vista.
Tienen muchos amigos y poseen estrategias para solucionar conflictos logrando influir positivamente en los demás.
Tanto la I. Intrapersonal como la Interpersonal son importantísimas para triunfar personal y profesionalmente y no deben considerarse de menor importancia sino, como predica Gardner, complementarias al resto de inteligencias.
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