Si estamos esperando la llegada de un nuevo miembro a la familia, pronto sentiremos la necesidad de preparar el “nido”, y lo primero que nos vendrá a la mente es que debemos preparar el lugar de descanso de nuestro bebé. En este punto, los papás se dan cuenta de que en el mercado existen muchos tipos distintos de cunas y camas donde escoger.
Desde las sencillas cestas de mimbre -o cucos- de toda la vida, ideales para llevar en las salidas fuera de casa hasta las camas de 190cm que usarán hasta que se hagan mayores.
A la hora de escoger, debemos hacernos algunas preguntas: ¿Cuánto espacio disponemos en el dormitorio? ¿Queremos tenerlos cerca más allá de los 4 meses? Cuando crezca ¿Compartirá habitación con algún hermano/a?
Tras las cestas de mimbre, encontramos las mini cunas compactas o plegables. Estas cunas están pensadas para usar desde el nacimiento hasta los 6 meses aproximadamente, o hasta que los pequeños son capaces de sentarse por sí solos. En cuanto consiguen erguirse, debemos aparcar la mini cuna por el riesgo que existe de que puedan caerse de la misma.
Las mini cunas plegables suelen tener la estructura de tipo tijera y son muy cómodas y prácticas, sobretodo para casas de 2 o más plantas ya que nos permiten trasladar la cunita de un piso al otro fácilmente para que el pequeño esté siempre cerca de donde nos encontramos nosotros.
Como ocupan poco espacio, resultan especialmente cómodas para la mamá, ya que por un lado puede controlar visualmente al bebé desde la cama, y por el otro, si le dan el pecho, pueden acceder a él inmediatamente para la toma nocturna. Aunque parece un pequeño detalle, en realidad es muy importante porque el sueño de la mamá no se interrumpe de un modo tan acusado como si ésta tiene que levantarse para acudir a otro dormitorio para llevar a cabo la toma.
Las mini cunas además de facilitar los primeros meses a los papás, son ideales para los pequeños. Pasar directamente de un espacio tan reducido como el útero materno a una cuna puede representar un cambio demasiado grande para un bebé tan pequeñito.
Sus paredes acolchadas y un espacio mucho más reducido, aportarán recogimiento, mayor aislamiento, les dará una mayor protección, amortiguará los sonidos estridentes y les protegerá incluso de corrientes de aire.
Las mini cunas de madera suelen formar parte de un dormitorio coordinado. Son muy bonitas y resistentes y se fabrican con materiales y pinturas atóxicas. Cumplen el mismo objetivo en cuanto a recogimiento que las mini-cunas plegables, aunque a veces pierden un poco de practicidad en casas con escaleras puesto que trasladarlas es mucho más complicado. Todas las cunas están equipadas con ruedas -y frenos- para facilitar su movilidad entre dormitorios.
Cuando las mini cunas se nos quedan pequeñas, llega el momento de trasladar al bebé a la cuna grande. Las hay de dos tamaños, las cunas de 120cm x 60cm y las de 140cm x 70cm. Normalmente las colecciones textiles fabrican indistintamente en ambos tamaños y se encuentran colchones también en las 2 versiones. Es muy importante comprobar que los fabricantes de cunas cumplan y, idealmente superen los estándares de seguridad que exige la Unión Europea. En este sentido, es importante saber que las cunas deben ser de madera, sólidas, estables y seguras y que deben estar homologadas según la normativa europea UNE-E 716-1.
Otras medidas de seguridad son la distancia que debe existir entre los barrotes, siempre entre 4,5 y 6,5 centímetros. De formas redondeadas y sin elementos que puedan desprenderse.
Es muy aconsejable vestir la cuna con protectores acolchados que mantengan separada la cabecita del bebé de la madera y evitar almohadas y otros elementos innecesarios.
Si observamos que los pequeños se mueven mucho y se destapan durante la noche, existen soluciones muy ingeniosas como saquitos a modo de vestidos, sábanas especiales o sacos de dormir que siempre se mantienen en su sitio. Lo ideal es usar tejidos de algodón 100% o por lo menos, que la zona de contacto con el bebé sea de algodón ya que es transpirable y antialérgico.
Por otro lado, es importante destacar la función que ejercen las cunas de viaje. Son un indispensable para estas edades ya que nos permitirán realizar viajes o visitar a familiares y amigos con la garantía de que los niños dormirán correctamente. Una cuna de viaje ideal, será aquella que se pliegue y despliegue en un momento, que disponga de un colchón que ofrezca la resistencia adecuada, una buena funda que la aísle del polvo y que esté realizada con materiales de calidad.
Más allá de las cunas, encontramos las cunas que se convierten en camitas y las camas de transición, pensadas para niños de entre 18-24 meses hasta los 5 años aproximadamente.
Estas camitas suelen tener un cabecero con algún tipo de baranda baja para evitar caídas y son ideales para que los niños se sientan arropados antes de dar el salto a la cama definitiva. Como son camas de transición, pueden escogerse modelos muy divertidos, con forma de barco, de coche de carreras, de trono de princesa…
En todo caso, es importante planificar el descanso de los pequeños ya que al fin y al cabo, los bebés y los niños dedican más de un tercio de su tiempo a dormir, y de la calidad de su sueño va a depender en gran medida su posterior desarrollo.
