Las mejores herramientas para que aprendan a tolerar la frustración

Es importante que les ayudemos a aprender a reconocer y gestionar sus emociones desde muy pequeños, porque la inteligencia emocional es clave para su futuro. Y es que no solo les ayudará a tener éxito en sus relaciones humanas y sentimentales, sino también en el mundo laboral. La frustración es una de las emociones negativas más difíciles de gestionar y la experimentarán a menudo a lo largo de todas las etapas de su vida. Podemos ayudarles a conseguirlo usando las estrategias y herramientas adecuadas.

En nuestro día a día nos enfrentamos a situaciones que debemos resolver para conseguir nuestros objetivos. A veces conseguimos los que deseamos, pero otras veces no. En la etapa infantil, los niños acostumbran a pensar que el mundo gira a su alrededor y que deben conseguir lo que quieren justo en el momento en que lo quieren. Son egocéntricos e impacientes porque aún no han desarrollado el sentido del tiempo y porque todavía no han aprendido a pensar en las necesidades de los demás. Por eso, cuando no lo consiguen, lloran, se enfadan y tienen rabietas. Es su modo de expresar su frustración, ya que aún están aprendiendo a reconocer sus emociones y todavía no han aprendido a gestionarlas.

Como todas las emociones, la frustración es una vivencia personal que cada uno siente a su modo y que, por tanto, se afronta y expresa también de distintas maneras. Gestionarla no implica reprimirla, sino ser capaces de canalizarla adecuadamente para enfrentarse de forma positiva a las distintas situaciones que se presentan en la vida. Esto les permitirá ser más flexibles, manejar mejor el estrés y tener una mayor capacidad para soportar las situaciones adversas sin sentirse desbordados.

¿Cómo puedo ayudarles a tolerar la frustración?

No les sobreprotejas, deben experimentar la frustración para aprender a tolerarla.

La frustración forma parte de la vida. Si impides que la experimenten, se convertirán en adultos con baja autoestima, incapaces de afrontar retos, problemas y situaciones adversas. Deben sentirla, afrontarla, expresarla, canalizarla y aprender a manejarla y superarla de manera adecuada. Tú puedes ayudarles a conseguirlo. ¿Cómo?

1. Da ejemplo. Afronta los problemas de manera constructiva.

El modo en el que tu afrontas los retos y problemas de la vida adulta incidirá en gran medida en su capacidad de tolerar la frustración. Eres su principal modelo y ejemplo y por eso observan y aprenden de tu comportamiento. Si eres incapaz de tolerar tus propias frustraciones, difícilmente serás capaz de ayudarles a canalizar las suyas.

2. Nunca cedas ante una rabieta. La frustración no debe reprimirse, pero debe expresarse de la manera correcta.

Si cedes ante una rabieta, creerán que pueden usar esta herramienta para conseguir todo lo que quieran y solucionar sus problemas. Deben aprender a expresar sus emociones adecuadamente y a comunicarse con los demás para solucionar los conflictos.

3. No se lo des todo hecho. Deja que hagan las cosas por sí mismos

Con cada reto que superen por sí mismos, ganarán autonomía y autoestima, dos herramientas imprescindibles para afrontar con éxito los problemas que deberán superar a lo largo de su vida. Y al equivocarse, aprenderán de sus errores para enfrentarse al fracaso de manera constructiva.

4. Transmítele el valor del esfuerzo, la constancia y la dedicación

Al esforzarse para lograr un objetivo adquieren conciencia de sus capacidades y se sienten orgullosos. Si, por el contrario, intervenimos cada vez que algo no les sale bien, en el futuro se frustrarán fácilmente cuando no consigan lo que quieren. Es importante que comprendan que comprendan que los logros requieren esfuerzo, constancia y dedicación.

5. Enséñale a tener paciencia

Saber manejar con calma las situaciones estresantes o los retos complicados requiere paciencia. Deberá enfrentarse a ellas durante toda la vida y la paciencia ayuda a prevenir y dominar la frustración. Les ayuda a tener un mejor equilibrio emocional y a afrontar los contratiempos con fortaleza y buena actitud.

6. Márcale objetivos realistas y razonables que estén a su alcance

Los objetivos y metas les ayudan a progresar, a sentirse orgullosos de si mismos y a aumentar su autoestima. Pero es importante que sean realistas y asumibles. Si no es así, corremos el peligro de conseguir el efecto contrario, es decir, generarles frustración -en este caso sí innecesaria- y disminuir su autoestima.

7. Centra el refuerzo positivo en el esfuerzo, no en el resultado

Utilizar el refuerzo positivo para destacar únicamente sus logros y habilidades puede llevarlos a pensar que no son suficientemente buenos cuando no consiguen algo. Pero también puede hacerles creer que siempre hay una recompensa externa después de un logro, e incluso a depender de la aprobación de los demás para saber si lo han hecho bien. Cuando el refuerzo positivo se centra en el esfuerzo y el proceso, le transmitimos que estos son los valores necesarios para superar las circunstancias adversas. Y les motivamos de forma constructiva.

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